Para Comenzar, les dejaremos la descripción de los términos básicos usados: 

Decúbito dorsal: estar  acostado boca arriba o sobre la espalda. 

Decúbito ventral: estar  acostado boca abajo o sobre el vientre.

Manipulación: coordinación-óculo manual, uso de las manos para explorar objetos y juguetes.


“Todo comienza por la espalda» nos dice Noemi Benito en su artículo publicado hace ya muchos años atrás…

Los autores revisados por Emmi Pikler durante su investigación sobre la motricidad Global, así como muchos autores al día de hoy , en general recomiendan que los bebés sean puestos en la posición decúbito ventral para que realicen ejercicios preliminares de la posición sentada y de pie…

Sin embargo, según las observaciones realizadas en el Instituto Pikler-Lóczy y los resultados de la investigación realizada por Emmi Pikler, en el curso del desarrollo motor, todos los niños y niñas logran girar boca abajo desde la postura decúbito dorsal (boca arriba), a partir de su propia iniciativa –sin necesidad de que el adulto o adulta los haya puesto desde temprana edad en el suelo boca abajo– y luego de lograrlo por sí mismos, pasan un tiempo considerable tumbados hacia abajo, jugando y activándose, también reptan a menudo y gatean durante largos periodos. Así aproximadamente en el segundo trimestre de vida y hasta el momento en que se sienta regularmente por sí mismo, el niño pasa gran parte del día jugando boca abajo por propia iniciativa, sin necesidad de la intervención de la persona adulta.

Pikler (1969) no encontró argumentos en la literatura que justifiquen desde el punto de vista del desarrollo motor la posición prolongada en decúbito ventral en una fase en la que el niño no es capaz de volverse solo.

De hecho, el principal impacto que tiene para el niño –además de no poder salir de esa postura cuando esté fatigado muscularmente– es limitar su actividad autónoma y su juego, ya que en esta posición debe sostenerse sobre sus antebrazos por lo que las manos no pueden liberarse para manipular juguetes u objeto que llamen su atención.

Tampoco esto resulta adecuado para la buena organización de los movimientos de la cabeza y los ojos, ni para una buena coordinación óculo-motriz ya que no puede ampliar su campo visual más que alzando la cabeza por breves momentos, no se puede llevar las manos a la boca y tampoco no puede girar su cabeza hacia los lados.

El niño y la niña al que se le pone boca abajo precozmente o al que se le sienta antes que domine esta posición, se halla desfavorecido tanto por lo que se refiere al reconocimiento activo del entorno –ya que queda pasivo en esa postura, sin posibilidades de moverse– como desde el punto de vista de la manipulación, ya que las manos son utilizadas para poder mantener el equilibrio postural, impactando entonces en el desarrollo cognitivo y los aprendizajes a través de la propia exploración.

La postura decúbito dorsal (boca arriba) posibilita al bebé estar disponible al entorno humano y material (a la interacción y posteriormente a la exploración), y principalmente, le otorga una base de sustentación amplia, con el centro de gravedad lo más cercano al suelo posible, lo que le permite vivir un sentimiento de seguridad postural y equilibrio que facilitará y determinará el pasaje desde la horizontalidad a la verticalidad, de forma tal que no aparezcan crispaciones ni desajustes tónicos que puedan obstaculizar la construcción autónoma de las diversas posturas. 

Agnés Szanto (2011), señala que la construcción de la verticalidad requiere de un estado de distensión tónica, en la que los grupos musculares no están en hipo ni hipertensión, sino en un estado de actividad que permite reajustes tónicos en la búsqueda de la mantención del equilibrio estático y dinámico. La seguridad postural es la base del desarrollo motor, en tanto posibilita al niño o niña estar disponible corporal y emocionalmente para la actividad, lo que trae como consecuencia la construcción de posturas y desplazamientos organizados y ajustados a la actividad que se propone desarrollar cada niño y niña, de acuerdo a su nivel de desarrollo.

Así mismo, como refiere Delgado y Contreras (2015), paulatinamente el bebé, acostado sobre su espalda, a medida que va mejorando el control postural y logra mantener la cabeza en la línea media, comenzará también a levantar sus manos y llevarlas hacia el centro y luego hacia su boca, primero por separado y luego las juntará sobre su cara. Descubre así que sus manos son parte él, siendo su primer objeto/juguete de exploración, de ahí la importancia de dejar sus manos libres, ya que es en esta postura (boca arriba) en que se permite y favorece el desarrollo de las funciones más finas y específicas del ser humano, como es la prehensión y manipulación, a la vez que facilita un mejor intercambio social. Además, estando acostado sobre su espalda jugará con su cuerpo una y otra vez flexionándose, elevando sus piernas, extendiéndolas y buscando sus puntos de apoyo de la cabeza, los hombros, las caderas y los pies para intentar cambiar de postura. 

Estos ejercicios previos de flexión y extensión, sobre una base firme que le ofrezca oportunidades de buscar y de hallar puntos de apoyo y resistencia, le van a posibilitar encontrar equilibrio entre los dos laterales de su cuerpo, al mismo tiempo que fortalecen el torso y el abdomen, le van a permitir alcanzar una maduración psicobiológica y funcional que le posibilitará ir construyendo las diferentes posturas y desplazamientos hasta la marcha autónoma. ¡Los bebés, niños y niñas fortalecen sus músculos a través de su propia iniciativa durante su juego en el suelo!

Lo expuesto nos invita a reflexionar sobre la importancia de modificar prácticas cotidianas innecesarias, como lo es poner a los bebés boca abajo o el tan conocido “Tummy Time” en el primer trimestre de vida ya que, conociendo los beneficios de la postura decúbito dorsal (boca arriba) y reconociendo que es desde esta postura que el bebé girará a ventral (boca abajo), podremos ser pacientes, esperar a que sea el bebé quien realice el giro coordinado y una vez estando boca abajo por sí mismo se comiencen a desplegar todos los procesos que lo conducirán a reptar, gatear, sentarse, arrodillarse ponerse de pie y caminar.

Entonces, si no tenemos que estimular a los bebés poniéndolos boca abajo, ¿qué hacemos? 

Kora jugando mientras su padre y madre la observan…

Los tres primeros meses de vida, de exterogestación, el bebe necesita descubrir el entorno, su cuerpo, a su madre, su padre, sus cuidadores, todo es nuevo, desconocido, a veces angustiante, a veces placentero. 

Necesita de un adulto o adulta disponible, que lo cargue en brazos de tal forma que el bebe se sienta seguro (sostenerlo en forma horizontal, con cabeza sostenido en el antebrazo y codo)  y pueda entrar en relación, realizando contacto ocular. 

El cuerpo del otro es un buen lugar para sentirse seguro, también en la pequeña cuna que le da límites físicos, le permite mover sus brazos y piernas, describir su mano, su cuerpo. 

Luego, cuando el bebe cumpla tres  meses – o antes si notamos que intenta ponerse de lado mientras lo mudamos o en la cuna –  podemos comenzar a dejarlo en el suelo, sobre su espalda (en decúbito supino o decúbito dorsal) en un espacio propio de juego: puede ser una alfombra de goma eva u otra superficie firme pero segura que le permita seguir descubriendo su cuerpo, sus manos, observar a su alrededor y paulatinamente poder manipular objetos adecuados. Por ejemplo, se le puede dejar cerca del cuerpo, a los lados, un pequeño pañuelo de tela, una argolla de madera o cascabel liviano.

Todos los días, cuando el bebe esté descansado, sin hambre, sin sueño, le ofrecemos permanecer explorando en su espacio seguro en el suelo. 

Al principio durarán muy poco, están conociendo ese nuevo lugar, todo es nuevo, estimulante y cansador, quizás 10 o 15 minutos y luego necesitaran una pausa, un momento en brazos. Además, por su propio ritmo de sueño- vigilia, permanecer despiertos alrededor de una hora, necesitando de constantes siestas durante el día.

Luego, a medida que vayan creciendo, van a permanecer cada vez más tiempo con gusto.