La pedagogía Pikler surge en Budapest, Hungría en el siglo XX, a partir de las ideas revolucionarias de la Pediatra Emmi Pikler (1902-1984), quien dedicó su vida y su carrera a promover el desarrollo sano e integral de bebés, niños y niñas desde su nacimiento.

Desde los inicios de su formación, tuvo un interés especial por observar la competencia de los bebés (en su sentido más operativo, saber qué, cómo y cuándo hacer) de manera que valoraba la vía “natural” del desarrollo en la vida cotidiana. Por lo tanto, cuestionaba las prácticas de cuidado que hasta ese entonces eran fuertemente conocidas, en donde el interés estaba centrado en el rol “enseñante” del adulto. Por el contrario, Pikler promovía una relación diferente, ella decía “El bebé es una persona” y en ese sentido debemos actuar en coherencia.
En una época en donde aún no se publicaban estudios sobre el vínculo de apego, la Dra. Pikler nos invitaba a tener una relación horizontal, de “partener”, que reconociera las capacidades y necesidades individuales de las niñas y niños.
Con el nacimiento de su primera hija, Anna Tardos (1931 – ), junto a su marido, el matemático György Pikler, decidieron poner en prácticas las concepciones de Emmi Pikler relativas a no acelerar el desarrollo, respetar el ritmo natural, confiar en las iniciativas propias del niño y la niña facilitando el movimiento y su actividad autónoma.Entre los años 1930 y 1945 Pikler ejerce como pediatra de familias, llevando sus ideas al ámbito de la crianza, no sólo desde un rol médico, sino también pedagógico. Ella visitaba a las familias una vez por semana, durante el primer año de vida del niño o niña; sin duda, su visión estaba lejos de centrarse exclusivamente en la enfermedad, su interés sobrepasaba ese rol, porque estaba convencida de que las condiciones y el entorno de vida de niños y niñas influyen en su salud física y emocional, producto de ello, la salud sería comprendida en términos de calidad de vida y bienestar integral.
En este contexto, Pikler motivaba a las familias a “Observar más e intervenir menos” durante los momentos de juego, asimismo, apoyaba la idea de que los adultos debíamos adaptarnos al niño y la niña, que pudiéramos mirar desde sus ojos y no al revés.
De esta manera acompaña a numerosas madres y padres en la crianza de sus hijos, entregando estrategias que se basan en una compresión de las necesidades reales del desarrollo durante los momentos de vigilia y cuidados cotidianos, entendiendo estos últimos como todos los encuentros de atención personal que podemos tener con un bebé, niño y niña pequeña durante el día: cambio de pañal, vestimenta, alimentación, descanso, entre otros.
Por otro lado, Pikler habla a las familias de la importancia de no obstaculizar la vía natural del desarrollo motor y los hitos posturales de los primeros años, ya que desde su propia experiencia sabía que las intervenciones externas no contribuyen al desenvolvimiento sano del movimiento. En esta misma línea, les aconseja preparar un espacio de juego dentro del hogar, teniendo como superficie el suelo, en donde el bebé puede transitar desde la postura boca arriba, hasta adquirir la marcha estable, percibiendo sus puntos de apoyo y moviéndose en completa libertad.
Emmi Pikler pudo así, durante unos 10 años de ejercicio profesional, verificar algunas de sus hipótesis, experimentarlas, enriquecerlas y elaborar un conjunto de principios coherentes, que jugarían un papel clave en su trabajo posterior.
En el año 1946, después de la segunda guerra mundial, el gobierno Húngaro le encarga la dirección de una casa cuna para lactantes que más tarde se convertiría en el Instituto Metodológico de Educación y Cuidados de la Primera Infancia, ubicado en la calle Lóczy, Budapest (Hungría), cuyo objetivo principal fue garantizar a los niños y niñas que habían vivido la separación traumática de sus cuidadores, un desarrollo favorable, es decir evitar por todos los medios la aparición del Síndrome de Hospitalismo o Depresión Anaclítica, por lo que generó un sistema de cuidados dentro de la institución, que pudiera brindarles un ambiente relacional similar al que había observado en los niños y niñas que crecían armoniosamente en el seno de sus familias.
En este lugar se desarrollarían, junto a otras mujeres, profesionales colaboradoras, todas las ideas y estudios conocidos hasta la actualidad, que conforman el sustento teórico y práctico de la Pedagogía Pikler.
Destacamos al menos tres pilares centrales, que se nutren circularmente y que cimentan las bases de la comprensión Pikleriana sobre el desarrollo temprano. Estos tres pilares son: Los cuidados cotidianos de alta calidad, la motricidad autónoma y el juego libre. A estos tres pilares sumamos la Observación, como un eje transversal, que permite relevar el carácter práctico de esta aproximación, en donde cada acción y propuesta pedagógica, se basa primeramente en un proceso minucioso de observación hacia la competencia del niño y la niña y su desenvolvimiento natural en la vida cotidiana.

Emmi Pikler y sus colaboradoras, entre las que destacan Judit Falk; María Vincze; Éva Kálló; Katalin Hevesi; Anna Tardos; Myriam David, entre otras, abrieron camino a la investigación científica del desarrollo del niño y la niña desde los inicios de su biografía, teniendo en el centro la competencia y la autonomía, como capacidades humanas para aprender con iniciativa y participación activa en el mundo social y cultural.
Actualmente, la Casa Pikler continúa su trabajo, ampliando sus horizontes de comprensión sobre esta aproximación, ofreciendo formaciones a profesionales, permitiendo que estas renovadas ideas puedan llegar a diferentes partes del mundo. Del mismo modo, desde el año 2006 se inicia la Escuela Infantil Emmi Pikler, con una propuesta pedagógica basada en la mutua adaptación, el respeto profundo por las características y necesidades individuales del desarrollo, el juego, la vida al aire libre y por una figura adulta que desarrolla un sistema de cuidados amables, cálidos, sensibles a la cooperación del niño y la niña; adultas tranquilas que toman conciencia sobre el impacto de las relaciones tempranas, en el conocimiento de sí mismo, su formación personal y social.
Para conocer más sobre esta pedagogía, te invitamos a visitar la página de la Casa Pikler: www.pikler.hu y la página de la Asociación Pikler Internacional www.piklerinternational.cl